El 27 de Julio de 2013, en las playas de Copacabana, oí decir al Papa Francisco “Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús.”
Hace unos días,
estuve analizando, con un grupo de muchachos, analizando esa llamada del Papa.
¿Qué piensan ustedes que quiere decir el Papa con la expresión “no balconeéis
la vida”?
Como siempre,
las primeras respuestas fueron cayendo tímidamente. Romper el silencio es
siempre lo más difícil.
Preocuparse por
los demás, dijo el primer aventurado.
¿Qué más? ,
continué yo…
Se animó otro.
“No es solo preocuparse por los demás, sino también ayudarlos a resolver sus
problemas”.
Durante el Discurso del Papa |
“Yo pienso -
continuó otro – que el Papa no solo quiere que seamos parte del cambio sino los
protagonistas del cambio”.
En este momento,
animé a los universitarios, que a pesar de ser los mayores, se habían mantenido
callados.
Al fin se lanzó uno…
“Creo que el Papa también está hablando de fraternidad, de romper las barreas y
divisiones que nos separan de los demás. Un balcón tiene siempre una baranda,
una reja, algo que te separa de los de enfrente. No balconear significa también
superar las diferencias para buscar puntos de encuentro.”
Ya hacia el
final de la conversación, alguno de los más jóvenes se animó a dar también su
punto de vista. “¡Aprovechar el tiempo!, No balconear significa no esperar
sentado a que sucedan las cosas. Activarse
y ayudar.”
Pensé que
valdría la pena poner estas cosas por escrito. Si “No balconear la vida”
significa todas las cosas que los muchachos dijeron (yo creo que sí), entones tenemos
un buen propósito para el 2015: hagamos caso al Papa. ¡No balconemos la vida.
Metámosnos en ella! Así, sin duda alguna, el 2015 será un año de progreso –no
solo técnico, sino sobre todo humano- para nuestro mundo.
¡Feliz año!