Nota: no me dió la vida para terminar de escribir este artículo con el detalle que deseaba. Tampoco
pude terminarlo como pensaba pero no quize que quedara en algún rincón de los
archivos de mi computadora. Aunque incompletos, aquí van recuerdos de una etapa
inolvidable.
Junio a Septiembre
fueron cuatro meses de gran intensidad. En ese período viví en tres ciudades
distintas de Puerto Rico y pasé una temporada en Río de Janeiro y otra en Sao
Paulo, Brasil. Fui alrededor de 6 o 7 veces al aereopuerto
para dejar o recoger gente. Conocí 6 municipios de Puerto Rico. Y eso, fue solo
parte de la aventura de los pasados meses.
Fueron tantas experiencias interesantes que
viví que me sentí obligado a poner algunas de ellas por escrito.
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En la graduación, con buenos amigos |
El 21 de Mayo
envié por email un trabajo que era la última asignación pendiente para dar por
concluido el Juris Doctor en Leyes en la
Universidad de Puerto Rico. Fue una gran satisfacción. La Escuela de Derecho
fue una buena experiencia. Tiene un claustro de profesores de gran altura y
pude apreciar a profesionales que intentan con honradez poner su profesión y su
docencia al servicio de la sociedad. Fueron para mí de gran provecho la clase
de Derecho Constitucional con el Prof. José Julián Álvarez, la Clínica de
Desarrollo Económico Comunitario con el Prof. Luis José Torres, la clase de
Derecho Gubernativo con William Vázquez Irizarry, la Clase de Derechos Reales
con la Prof. Érika Fontántez y, sin duda, disfruté mucho la clase de Derecho
Comparado con el Prof. Roberto Aponte Toro.
Debo también
mencionar, que el personal administrativo de la Escuela de Derecho de la
Universidad de Puerto Rico es excepcional. Ahí encontré siempre las soluciones
a mis problemas pero sobretodo me topé siempre con una disposición a ayudar. Si
la administración pública de un país funciona como lo hace el personal
administrativo de la Escuela de Derecho, yo garantizo que ese será un gran
país.
El 5 de Junio era el acto de graduación. Para
ello, mi familia había previsto venir a Puerto Rico para acompañarme en esa
ceremonia. Como es de suponer, fue una gran alegría. Pero fue una alegría que
iba in crescendo. Inicialmente venían
mis papás y 4 de mis hermanas. Poco a poco, se fueron sumando mis dos hermanos,
otras dos hermanas, mi sobrino, mis abuelos, mi cuñado… A partir del 30 de Mayo
fui al aeropuerto a recoger gente proveniente de Washington D.C., Raleigh, Barcelona,
Caracas. No llegaron juntos, de modo que
cada día me traía de regalo un familiar nuevo que saludar y en el caso de mi
cuñado y mi sobrino, un familiar nuevo que ¡conocer!
Fueron días
inolvidables. Vale la pena contar
algunas cosas.
El día del Acto
de grado, no fallaron mis predicciones. Pocos segundos después de que se
escuchó mi nombre por los micrófonos y se me invitaba al estrado para recibir
el diploma, escuché la voz de mi papá gritando ¡Juani!, ¡Juani!. Sucede los
mismo desde que estoy en primer grado. Gracias a Dios, ya no me da tanta
vergüenza y volteé para saludarlo y hacerle saber a mi querido padre que
escuchaba sus gritos.
A la salida,
tuve la alegría de conseguirme con Ramón, Paco y Enrique. Trabajamos juntos
para sacar adelante la Residencia Universitaria Puertorreal y fueron un apoyo
insustituible para terminar la carrera que no estuvo exenta de momentos
difíciles
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Con mi familia, ¡Gracias por venir! |
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Al terminar el
Acto de Grado, fuimos a almorzar. Me habían preguntado qué quería almorzar,
dudé poco. Aprovechando la estadía de mi abuela, el almuerzo tenían que ser arepas. Ella las cocina como nadie. Pero
además, mi mamá se lució y preparó un pionono riquísimo (plato puertorriqueño a
base de carne molida y plátano). Mi hermana contribuyó con los ingredientes
para la Reina Pepiada (relleno de la arepa a base de pollo y aguacate). En
resumen, un almuerzo insuperable.
Otro momento
interesante: la sesión fotográfica. Mi mamá, inteligentemente, se empeñó en
contratar un fotógrafo para hacer una sesión de fotos. La hicimos el viernes 7
de junio en el Viejo San Juan. Días después, cuando el fotógrafo vino a mi casa
para traerme las fotos, me dijo: “Quiero darte las gracias por haberme
permitido compartir esas horas con tu familia”. Creo que eso refleja lo bien
que la pasamos ese día. Estábamos los
nueve hermanos, los tres varones con togas de graduando. Yo terminaba derecho,
Tomás terminó Política y Carlos, arquitectura. Mis hermanas vestidas
elegantísimas. Y mis padres y mis abuelos, disfrutando al máximo. Todo ello, en
el Viejo San Juan con sus paisajes y las caras de extrañeza de los turistas que
no entendía lo que estaba sucediendo. El día terminó comiendo helados en los
muelles, a orillas del mar. ¿Qué más se puede pedir?
Creo que la
última experiencia que convendría contar es la visita a la Bahía Biolumiscente
de Fajardo. Todavía, meses después, al pensar en eso no entiendo cómo es que se
me ocurrió. ¡Que absoluta locura! Para entenderlo, simplemente los refiero a la
narración que ha hecho mi hermana Miriam en su blog. Nada más hay que decir. Lo
ha escrito estupendamente. Aquí les dejo el link, el artículo está al final de
la página: http://bethencourtmiriam.wix.com/mtml#!about/ccjb
El lunes de 10
de junio, terminó la aventura de la visita familiar a Puerto Rico. Con el vuelo
de mi hermana Ruth vía Miami, salía de Puerto Rico la última persona del gentío
que llegó en estos días. Las jornadas siguientes, solo pensaba en dar gracias.
Dar gracias a Dios, pero también a mis abuelos y a mis papás. Agradecerles su
generosidad para recibir todos los hijos que Dios les envió y su esfuerzo de pasar
por encima de las diferencias personales y construir una familia fundamentada
en el cariño y la alegría. Robándome la expresión de Gustavo Cerati, a mis
viejos y abuelos: “¡Gracias… totales!”
Pocos días
después, el 22 de junio salí a Mayagüez, para pasar unos días de vacaciones
junto con varios de los que trabajan en Puertorreal y participan de sus
actividades. Lo hago todos los años y son días muy agradables. Esta vez
estuvieron cargados de intensidad con los preparativos finales del viaje a
Brasil para participar de la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa
Francisco.
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En algún sitio de la cordillera central
de Puerto Rico |
Lo que quisiera contarles, es que en estos días pude, ¡al fin!, hacer algo que tenía pendiente desde mi llegada a Puerto Rico hace cuatro años (¡Cuatro años! cómo pasa el tiempo). Este proyecto pendiente consistía, en pasar un día visitando varios pueblos y zonas de Puerto Rico. Una ventaja que tiene esta Isla por ser pequeña, es que las distancias entre un sitio y otro son breves. Sin embargo, cada ciudad y cada pueblo, los trayectos entre unos y otros tienen montones de cosas divertidas. En estos días de vacaciones tuve la oportunidad de hacerlo. Que recuerde, estuve en Lares, Maricao, Cabo Rojo, Ponce, Adjuntas, San Sebastián, Rincón. Ir de un sitio a otro sin apuro y conociendo. Un plan fenomenal.
Llegué de
Mayaguez el 9 de Julio a San Juan. El 12 defendí en el Tribunal de San Juan una
multa de tránsito injustamente puesta y la gané. El 14 me montaba en una avión
rumbo a Sao Paulo, Brasil.
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Rezando en la Capilla que está dentro del pedestal
del Cristo Redentor de Río de Janeiro |
Contar los detalles
de la Jornada Mundial de la Juventud supera totalmente mi capacidad de memoria.
¡Tantas cosas! Solo quiero dejar constancia de la alegría que tuve de ver al
Papa Francisco, de la impresión que me causaron sus intervenciones, siempre
buscando el diálogo aunque lo oyeran 5 millones de personas. También, compartir
tres comentarios del Papa que pienso estarán en mi memoria indefinidamente. El
primero, el Papa pregunta: ¿Estáis dispuestos a construir la Iglesia de Cristo?,
5 millones de personas contestan: ¡siiii!, interviene de nuevo el Papa: mañana
se van a acordar de lo que dijeron. El segundo comentario: en Brasil, país de
fútbol, a un año de ser la sede del Mundial, el Papa afirma “Cristo vale más que
la Copa del mundo”. Por último, durante el Via Crucis, nos dijo el Papa
Francisco: Muchos rostros, acompañaron a Jesús en el camino al Calvario:
Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… Yo te pregunto hoy a vos: Vos, ¿como
quien querés ser. Querés ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a
contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Decidme:
Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para
otro lado, o sos como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero
pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a
Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y vos ¿como cuál de ellos querés
ser? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y
te dice: ¿Me querés ayudar a llevar la Cruz? Hermano y hermana, con
toda tu fuerza de joven ¿qué le contestás?
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Listo para dormir en la playa de Copacabana |
Dos días después
de llegar de Brasil salí para Ponce. Me esperaba mes y medio sumido en los
libros. El examen que permite ejercer el derecho en Puerto Rico iba a darse el
18 y 19 de Septiembre. Como puede suponerse, no hay mucho que contar sobre la
vida de alguien que solo estudia por mes y medio. Sin embargo, puedo decirles que en Ponce no hace tanto
calor como en San Juan y que aprendí algunas cosas sobre cómo estudiar y qué
significa exactamente eso. Mi plan es poder escribir un artículo con estas
experiencias.
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Mi escritorio durante el estudio |
El día 18 y 19
de Septiembre estuve en el Centro de Convenciones de San Juan presentando el
examen. Otra vez, mi familia y mis amigos fueron un gran apoyo. Cuando salí en
el receso de almuerzo, tienía algo así como 45 notificaciones de Whatsapp y no
sé cuántos mensajes de texto. Todos eran transmitiéndome su apoyo y su
oraciones. Regresé al salón de examen con cierto aire de suficiencia, dudo que
alguien en esa sala (habían 1000 personas), contara con tanto apoyo moral. Una
vez más, ¡Gracias!