martes, 20 de octubre de 2009

Un redescubrimento del bien común



Esta es una de las anécdotas que hacen honor al nombre del blog. La idea que quiero compartir se desarrolla a raíz de esas conversaciones que tanto disfruto. Esta conversación tiene una particularidad, no fue iniciada espontáneamente. Era una reunión prevista pero que sin embargo, terminó resultando muy distinta a cómo yo había pensado. Tan distinta que he querido compartirla con ustedes.

Un día me llama un amigo y me propone reunirnos unas horas más tarde en un conocido café caraqueño. Era una reunión que teníamos pendiente porque ambos queríamos intercambiar impresiones sobre nuestro futura dedicación a la política venezolana y los próximos pasos de la organización en la que ambos trabajábamos. Yo decidí aprovechar la oportunidad para hacerle saber que me venía a vivir a Puerto Rico.

¡¿Y por qué?! fueron sus primeras palabras. Me tome el tiempo necesario para explicarle las razones que llevaron a tomar la decisión. Fue una conversación larga. Poco a poco fuimos intercambiando ideas hasta que no solo comprendió (eso lo hace cualquiera), sino que me apoyó (eso lo hacen los amigos).

Ya finalizando la conversación, le dije:

- Quiero que sepas que mi compromiso con Venezuela permanece intacto. Dios ha previsto que ayude al país de un modo distinto al que tenía pensado pero el afán de servir al país no ha disminuido en lo más mínimo. Desde Puerto Rico seguiré haciendo todo lo que pueda en favor de Venezuela.

Su respuesta fue,

- Juan, pana, no te preocupes. Ya tú eres un general de este ejército pero te ha tocado dirigir otra brigada.

Ante mi cara de sorpresa, explicó:

-. Siempre estamos luchando por lo mismo: una sociedad más justa. Cambiar de país no quiere decir que dejes de luchar por Venezuela, en el fondo lo que queremos es que la sociedad universal sea más justa y tú desde Puerto Rico puedes seguir trabajando por eso.

Yo no sabía que contestar. Fui a la reunión pensando en dar explicaciones y terminé recibiéndolas. Cuándo logré decir algo, lo primero que hice fue darle las gracias por el apoyo pero sobre todo por recordarme y aquí extiendo el recordatorio a todos los lectores, que el bien común no tiene fronteras. Cada quién desde su sitio, esté donde esté, tiene que asumir su condición de co-constructor de la sociedad humana en la que todos deseamos vivir. Podemos ser ciudadanos venezolanos o puertoriqueños, francés o españoles, chinos o vietnamitas pero en última instancia somos todos ciudadanos del mundo.
"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke