jueves, 23 de enero de 2014

¿Dónde triunfa el cristianismo?

G.K. Chesterton y Frances, su esposa,
la gran mujer sin la cual el escritor
no hubiera llegado tan lejos.
Acabo de terminar de leer la biografía sobre G.K. Chesterton de Luis Ignacio Seco. Entre las muchas ideas que estuvieron dando vueltas en mi cabeza durante la lectura del libro, quisiera compartir mis reflexiones  sobre una de ellas: los continuos mensajes recibidos por Chesterton, luego de su conversión, recordándole que el Cristianismo era una ideología fracasada o en el mejor de los casos, superada. Por ejemplo, un amigo suyo le escribía “el mundo tuvo la oportunidad de hacerse cristiano y no volverá a tenerla”.
Yo por mi parte pienso, que ante planteamientos de esta naturaleza, conviene recordar que el Cristianismo no un es ideal para el mundo sino para personas concretas. El Cristianismo no es un modelo de organización social ni una filosofía política,  es un ideal para conducir la propia vida. La meta no es que existan civilizaciones cristianas sino que existan civilizaciones de cristianos.
El ejemplo más claro de esto, es la Encarnación del Hijo de Dios.  Dios no diseñó una ciudad, con sus leyes y modos de convivencia social y enunció que quien viviera allí, vivía en el Reino de Dios. Dios no quizo presentar como modelo a seguir en el Cristianismo, a una civilización concreta, sino a una persona: Cristo.  
Si una o muchas personas rechazan vivir la fe es sin duda algo lamentable. Sin embargo, no supone un fracaso para el Cristianismo. Es solo una consecuencia de uno de sus postulados más bellos: el amor a la libertad. Por el contario, ese rechazo sí supone una pérdida para la persona, puesto que ha despreciado la oportunidad  de vivir acorde a su dignidad más alta, la de Hijo de Dios.
Bajo esta óptica, aunque toda una cultura se empeñe en vivir al margen del Cristianismo, éste sigue triunfando. Lo hace en los corazones de las personas que deciden vivirlo y defenderlo. El Cristianismo nunca fracasa. 

viernes, 17 de enero de 2014

Una garantía para leyes eficaces

Palacio Legislativo de Puerto Rico
Este artículo pretende hacer una reflexión sobre una experiencia vivida en la Escuela de Derecho en la Universidad de Puerto Rico. 
Una y otra vez, escuché cómo se proponían soluciones jurídicas a los más variados problemas sociales. Algunas veces, pude notar una cierta frustración por no haber resuelto determinado problema a pesar de las distintas leyes que se aprobaron para atenderlo. Percibí la convicción en muchos profesores, de que los problemas de un país se resuelven con un ordenamiento jurídico apropiado. Sus esperanzas de un mundo mejor están cifradas en lograr el cuerpo legal oportuno.
Ante este modo de ver el derecho, pensé, y alguna vez expuse en clase, que estaba en desacuerdo con él. La dogra, la violencia, el fraude, el robo no son problemas jurídicos, sino morales. Quien se  dedica a vender droga, o robar o matar, no dejará de hacerlo por una ley que se lo prohíba. El poder disuasivo de la ley funciona para el ciudadano común, no para el delincuente de oficio. Este último, ha decidido, a conciencia, obrar en contra de la ley, ignorando o despreciando el mal moral que conlleva su conducta. La solución a este problema no es una norma jurídica sino una educación en valores.
La educación en valores es impartida de un modo fundamental en la familia. Como sabemos, esta institución se encuentra ante agresivos ataques para desnaturalizarla. Paradójicamente este ataque se hace desde el derecho, desde la norma jurídica. Esta tendencia a desnaturalizar la institución de la familia, en aras de una mal entendida igualdad y tolerancia,  también se ha puesto de moda en la Universidad de Puerto Rico.
Así las cosas, me fui de esa escuela con un curioso panorama. Por un lado, aprecié un convencimiento profundo de que el derecho es la solución a todos los problemas sociales. Y por otro, noté la aprobación casi general, del ataque jurídico que recibe la institución del matrimonio y la familia. Por ejemplo, en las aulas de la Escuela escuché explícitamente a una profesora decir “el Estado debería asumir como política pública facilitar el divorcio”.
Pienso, sinceramente, que estas actitudes son incompatibles. El derecho no puede pretender ayudar a una sociedad si se utiliza para destruir su escuela básica de valores. Es incoherente que el derecho exija a sus ciudadanos una conducta buena, honesta, respetuosa si a la misma vez les destruye el ámbito donde todo hombre aprende qué es el bien, qué es la honestidad, qué es el respeto y porqué es bueno vivir esos valores.
La única explicación que consigo a esta incompatibilidad es que no se ha entendido  la raíz del problema. Seguimos pensando que el problema de la violencia es que hay pocos policías, o que el problema de las escuelas públicas es que las instalaciones de los planteles educativos no están en buenas condiciones, que el problema de algunos delitos es que no tienen penas suficientemente severas. Si pensamos así, podemos estar viendo una posible solución pero no la solución de fondo. La raíz está en la formación moral de la persona. Para que una sociedad progrese, no se necesitan grandes ordenamientos jurídicos, lo esencial es que sus miembros quieran libremente hacer el bien. Eso se aprende en la familia.

Si el derecho quiere contribuir al progreso de un país, su principal ocupación es proteger el matrimonio y la familia natural. Si construye sobre eso, tendrá garantizada la eficacia de todo el resto del ordenamiento jurídico. 

martes, 7 de enero de 2014

De Junio a Septiembre del 2013


Nota: no me dió la vida para terminar de escribir este artículo con el detalle que deseaba. Tampoco pude terminarlo como pensaba pero no quize que quedara en algún rincón de los archivos de mi computadora. Aunque incompletos, aquí van recuerdos de una etapa inolvidable.

Junio a Septiembre fueron cuatro meses de gran intensidad. En ese período viví en tres ciudades distintas de Puerto Rico y pasé una temporada en Río de Janeiro y otra en Sao Paulo,  Brasil.  Fui alrededor de 6 o 7 veces al aereopuerto para dejar o recoger gente. Conocí 6 municipios de Puerto Rico. Y eso, fue solo parte de la aventura de los pasados meses.
Fueron tantas experiencias interesantes que viví que me sentí obligado a poner algunas de ellas por escrito.
Displaying 20130605_110705.jpg
En la graduación, con buenos amigos
El 21 de Mayo envié por email un trabajo que era la última asignación pendiente para dar por concluido  el Juris Doctor en Leyes en la Universidad de Puerto Rico. Fue una gran satisfacción. La Escuela de Derecho fue una buena experiencia. Tiene un claustro de profesores de gran altura y pude apreciar a profesionales que intentan con honradez poner su profesión y su docencia al servicio de la sociedad. Fueron para mí de gran provecho la clase de Derecho Constitucional con el Prof. José Julián Álvarez, la Clínica de Desarrollo Económico Comunitario con el Prof. Luis José Torres, la clase de Derecho Gubernativo con William Vázquez Irizarry, la Clase de Derechos Reales con la Prof. Érika Fontántez y, sin duda, disfruté mucho la clase de Derecho Comparado con el Prof. Roberto Aponte Toro.
Debo también mencionar, que el personal administrativo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico es excepcional. Ahí encontré siempre las soluciones a mis problemas pero sobretodo me topé siempre con una disposición a ayudar. Si la administración pública de un país funciona como lo hace el personal administrativo de la Escuela de Derecho, yo garantizo que ese será un gran país.
El  5 de Junio era el acto de graduación. Para ello, mi familia había previsto venir a Puerto Rico para acompañarme en esa ceremonia. Como es de suponer, fue una gran alegría. Pero fue una alegría que iba in crescendo. Inicialmente venían mis papás y 4 de mis hermanas. Poco a poco, se fueron sumando mis dos hermanos, otras dos hermanas, mi sobrino, mis abuelos, mi cuñado… A partir del 30 de Mayo fui al aeropuerto a recoger gente proveniente de Washington D.C., Raleigh, Barcelona, Caracas.  No llegaron juntos, de modo que cada día me traía de regalo un familiar nuevo que saludar y en el caso de mi cuñado y mi sobrino, un familiar nuevo que ¡conocer!
Fueron días inolvidables.  Vale la pena contar algunas cosas.
El día del Acto de grado, no fallaron mis predicciones. Pocos segundos después de que se escuchó mi nombre por los micrófonos y se me invitaba al estrado para recibir el diploma, escuché la voz de mi papá gritando ¡Juani!, ¡Juani!. Sucede los mismo desde que estoy en primer grado. Gracias a Dios, ya no me da tanta vergüenza y volteé para saludarlo y hacerle saber a mi querido padre que escuchaba sus gritos.
A la salida, tuve la alegría de conseguirme con Ramón, Paco y Enrique. Trabajamos juntos para sacar adelante la Residencia Universitaria Puertorreal y fueron un apoyo insustituible para terminar la carrera que no estuvo exenta de momentos difíciles
Displaying 20130605_110621.jpg
Con mi familia, ¡Gracias por venir!
.
Al terminar el Acto de Grado, fuimos a almorzar. Me habían preguntado qué quería almorzar, dudé poco. Aprovechando la estadía de mi abuela, el almuerzo tenían que ser arepas. Ella las cocina como nadie. Pero además, mi mamá se lució y preparó un pionono riquísimo (plato puertorriqueño a base de carne molida y plátano). Mi hermana contribuyó con los ingredientes para la Reina Pepiada (relleno de la arepa a base de pollo y aguacate). En resumen, un almuerzo insuperable.
Otro momento interesante: la sesión fotográfica. Mi mamá, inteligentemente, se empeñó en contratar un fotógrafo para hacer una sesión de fotos. La hicimos el viernes 7 de junio en el Viejo San Juan. Días después, cuando el fotógrafo vino a mi casa para traerme las fotos, me dijo: “Quiero darte las gracias por haberme permitido compartir esas horas con tu familia”. Creo que eso refleja lo bien que la pasamos ese día.  Estábamos los nueve hermanos, los tres varones con togas de graduando. Yo terminaba derecho, Tomás terminó Política y Carlos, arquitectura. Mis hermanas vestidas elegantísimas. Y mis padres y mis abuelos, disfrutando al máximo. Todo ello, en el Viejo San Juan con sus paisajes y las caras de extrañeza de los turistas que no entendía lo que estaba sucediendo. El día terminó comiendo helados en los muelles, a orillas del mar. ¿Qué más se puede pedir?
Creo que la última experiencia que convendría contar es la visita a la Bahía Biolumiscente de Fajardo. Todavía, meses después, al pensar en eso no entiendo cómo es que se me ocurrió. ¡Que absoluta locura! Para entenderlo, simplemente los refiero a la narración que ha hecho mi hermana Miriam en su blog. Nada más hay que decir. Lo ha escrito estupendamente. Aquí les dejo el link, el artículo está al final de la página: http://bethencourtmiriam.wix.com/mtml#!about/ccjb
El lunes de 10 de junio, terminó la aventura de la visita familiar a Puerto Rico. Con el vuelo de mi hermana Ruth vía Miami, salía de Puerto Rico la última persona del gentío que llegó en estos días. Las jornadas siguientes, solo pensaba en dar gracias. Dar gracias a Dios, pero también a mis abuelos y a mis papás. Agradecerles su generosidad para recibir todos los hijos que Dios les envió y su esfuerzo de pasar por encima de las diferencias personales y construir una familia fundamentada en el cariño y la alegría. Robándome la expresión de Gustavo Cerati, a mis viejos y abuelos:  “¡Gracias… totales!”
Pocos días después, el 22 de junio salí a Mayagüez, para pasar unos días de vacaciones junto con varios de los que trabajan en Puertorreal y participan de sus actividades. Lo hago todos los años y son días muy agradables. Esta vez estuvieron cargados de intensidad con los preparativos finales del viaje a Brasil para participar de la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco.
Displaying 20130627_154832.jpg
En algún sitio de la cordillera central
de Puerto Rico
Lo que quisiera contarles, es que en estos días pude, ¡al fin!, hacer algo que tenía pendiente desde mi llegada a Puerto Rico hace cuatro años (¡Cuatro años! cómo pasa el tiempo). Este proyecto pendiente consistía, en pasar un día visitando varios pueblos y zonas de Puerto Rico. Una ventaja que tiene esta Isla por ser pequeña, es que las distancias entre un sitio y otro son breves. Sin embargo, cada ciudad y cada pueblo, los trayectos entre unos y otros tienen montones de cosas divertidas. En estos días de vacaciones tuve la oportunidad de hacerlo. Que recuerde, estuve en Lares, Maricao, Cabo Rojo, Ponce, Adjuntas, San Sebastián, Rincón. Ir de un sitio a otro sin apuro y conociendo. Un plan fenomenal.
Llegué de Mayaguez el 9 de Julio a San Juan. El 12 defendí en el Tribunal de San Juan una multa de tránsito injustamente puesta y la gané. El 14 me montaba en una avión rumbo a Sao Paulo, Brasil.
Displaying 20130723_215500.jpg
Rezando en la Capilla que está dentro del pedestal
del Cristo Redentor de Río de Janeiro
Contar los detalles de la Jornada Mundial de la Juventud supera totalmente mi capacidad de memoria. ¡Tantas cosas! Solo quiero dejar constancia de la alegría que tuve de ver al Papa Francisco, de la impresión que me causaron sus intervenciones, siempre buscando el diálogo aunque lo oyeran 5 millones de personas. También, compartir tres comentarios del Papa que pienso estarán en mi memoria indefinidamente. El primero, el Papa pregunta: ¿Estáis dispuestos a construir la Iglesia de Cristo?, 5 millones de personas contestan: ¡siiii!, interviene de nuevo el Papa: mañana se van a acordar de lo que dijeron. El segundo comentario: en Brasil, país de fútbol, a un año de ser la sede del  Mundial, el Papa afirma “Cristo vale más que la Copa del mundo”. Por último, durante el Via Crucis, nos dijo el Papa Francisco: Muchos rostros, acompañaron a Jesús en el camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… Yo te pregunto hoy a vos: Vos, ¿como quien querés ser. Querés ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Decidme: Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o sos como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y vos ¿como cuál de ellos querés ser? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice: ¿Me querés ayudar a llevar la Cruz? Hermano y hermana, con toda tu fuerza de joven ¿qué le contestás?
Displaying 20130727_230147.jpg
Listo para dormir en la playa de Copacabana
Dos días después de llegar de Brasil salí para Ponce. Me esperaba mes y medio sumido en los libros. El examen que permite ejercer el derecho en Puerto Rico iba a darse el 18 y 19 de Septiembre. Como puede suponerse, no hay mucho que contar sobre la vida de alguien que solo estudia por mes y medio. Sin embargo,  puedo decirles que en Ponce no hace tanto calor como en San Juan y que aprendí algunas cosas sobre cómo estudiar y qué significa exactamente eso. Mi plan es poder escribir un artículo con estas experiencias.
Displaying 20130826_161552.jpg
Mi escritorio durante el estudio
El día 18 y 19 de Septiembre estuve en el Centro de Convenciones de San Juan presentando el examen. Otra vez, mi familia y mis amigos fueron un gran apoyo. Cuando salí en el receso de almuerzo, tienía algo así como 45 notificaciones de Whatsapp y no sé cuántos mensajes de texto. Todos eran transmitiéndome su apoyo y su oraciones. Regresé al salón de examen con cierto aire de suficiencia, dudo que alguien en esa sala (habían 1000 personas), contara con tanto apoyo moral. Una vez más, ¡Gracias!



"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke