miércoles, 23 de febrero de 2011

El reto de usar Internet.


 


Qué duda cabe de que el Internet es una auténtica revolución en el mundo. Es una herramienta que tiene una versatilidad como pocas cosas en la tierra. Lo usamos niños, jóvenes y adultos. Sirve para entretenernos, para comunicarnos y para trabajar. Cada vez la navegación es más rápida. Cada día hay más información disponible. Por ejemplo, he descubierto la maravilla de escribir “How to …” o “Cómo hago…” en Google o Youtube y en pocos segundos encuentro una explicación perfectamente detallada de lo que necesito hacer. También descubrí I Tunes U, una aplicación de I tunes que tiene montones de cursos de universidades muy prestigiosas (Georgetown, New York University, Duke) para bajar gratis. Por último, y probablemente lo más importante, cuando algún juego de la Liga Española de Fútbol o de la Champions League no lo están transmitiendo por TV, internet me salva la tarde. En síntesis, internet es una maravilla. 

Pero, lamentablemente siempre hay un “pero”, sabemos que Internet también ha traído algunos problemas: robo de identidad, fraudes bancarios, robo de información privilegiada o confidencial, etc. Hay que reconocer que todos estos problemas existían antes de Internet pero es innegable que la web los ha facilitado.
Ahora, a mi juicio, los problemas más serios que ha significado Internet son: por un lado, la inmensa cantidad de tiempo que se puede tirar a la basura y, por otro, la facilidad con la que se accede a contenidos inmorales. Pienso que son los más graves por numerosas razones. En primer lugar, suceden todos los días. Luego, afectan a un universo inmensamente mayor que cualquier otro problema que haya traído internet. Por último las consecuencias prácticas son gravísimas. La pérdida de tiempo supone un potencial humano que puede y debe ponerse en servicio de la sociedad y que se está desperdiciando. Y, respecto a las páginas inmorales, no nos logramos hacer una idea del inmenso daño que están causando en nuestras sociedades.  Se han convertido en un modo muy eficaz de destruir la noción de bien en las voluntades humanas. 

Preocupado por esta situación, un amigo vino a plantearme en noviembre un proyecto que ayudará a los padres de familia a tener un mejor y mayor control sobre los contenidos y las páginas que sus hijos ven a través de Internet. El proyecto también está orientado a ayudar a los adultos que quieren evitar el continuo bombardeo de inmoralidad que recibimos al trabajar en la web.

En una tarde, trabajando juntos, me dijo que teníamos que lograr que la gente pudiera navegar en internet sin estar constantemente expuestos al riesgo de naufragar en internet. La comparación me pareció simpática.  Es real que ingresar a la World Wide Web puede terminar mal y sin embargo, lo hacemos todos los días.  Por eso, todos aquellos que de uno u otro modo somos responsables de proporcionar acceso a Internet (papás, mamás, patronos, universidades, colegios, etc.) debemos ser proactivos y atacar del modo más eficaz posible los problemas que Internet nos presenta, especialmente la pérdida de tiempo y el acceso a contenidos inmorales. La gente tiene que poder navegar sin naufragar en la web. De lo contrario Internet se convierte en un instrumento absurdo, nace para el progreso de la sociedad pero se usa para el derroche del recurso más importante para lograr ese progreso (el tiempo) y para la destrucción de la base de toda convivencia cívica (la moral). En el fondo, cada usuario hará en Internet lo que le dé la gana; pero, debemos y podemos ayudar a que Internet se utilice como lo que es: una herramienta eficacísima para la comunicación humana, para la difusión de conocimiento, para el entretenimiento.
"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke