miércoles, 7 de enero de 2015

¿Balconear la vida?



El 27 de Julio de 2013, en las playas de Copacabana, oí decir al Papa Francisco “Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús.”
Hace unos días, estuve analizando, con un grupo de muchachos, analizando esa llamada del Papa. ¿Qué piensan ustedes que quiere decir el Papa con la expresión “no balconeéis la vida”?
Como siempre, las primeras respuestas fueron cayendo tímidamente. Romper el silencio es siempre lo más difícil.
Preocuparse por los demás, dijo el primer aventurado.
¿Qué más? , continué yo…
Se animó otro. “No es solo preocuparse por los demás, sino también ayudarlos a resolver sus problemas”. 
Durante el Discurso del Papa
Y un tercero. “Exacto. Estoy de acuerdo. El Papa lo que nos dice es que no veamos las cosas desde el balcón, que es lo mismo que decir, desde lejos o superficialmente. Nos pide que procuremos ayudar a los demás, resolviendo sus dificultades y tratando de ser parte de los cambios que hay en el mundo.”
“Yo pienso - continuó otro – que el Papa no solo quiere que seamos parte del cambio sino los protagonistas del cambio”.
En este momento, animé a los universitarios, que a pesar de ser los mayores, se habían mantenido callados.
Al fin se lanzó uno… “Creo que el Papa también está hablando de fraternidad, de romper las barreas y divisiones que nos separan de los demás. Un balcón tiene siempre una baranda, una reja, algo que te separa de los de enfrente. No balconear significa también superar las diferencias para buscar puntos de encuentro.”
Ya hacia el final de la conversación, alguno de los más jóvenes se animó a dar también su punto de vista. “¡Aprovechar el tiempo!, No balconear significa no esperar sentado a que sucedan las cosas.  Activarse y ayudar.”
Pensé que valdría la pena poner estas cosas por escrito. Si “No balconear la vida” significa todas las cosas que los muchachos dijeron (yo creo que sí), entones tenemos un buen propósito para el 2015: hagamos caso al Papa. ¡No balconemos la vida. Metámosnos en ella! Así, sin duda alguna, el 2015 será un año de progreso –no solo técnico, sino sobre todo humano- para nuestro mundo.
¡Feliz año!



"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke