sábado, 27 de noviembre de 2010

Las Catacumbas



Escrito por: Belisa Guzmán

Una de las muchas cosas buenas de pasar un tiempo en el desierto es que la inmensidad y la nada te abren los sentidos y te dan claridad de mente para pensar mucho. Hay una idea que viene rondándome la cabeza desde hace ya algunos meses pero no ha sido hasta hoy en que he decidido ponerlas en palabras.

Rafa (mi esposo) y yo vivimos en Ruwais, un pueblito (déjame ser honesta) ni siquiera es un pueblito, es un gran campamento construido porque una refinería de petróleo muy grande queda aquí y la mayoría de la gente que aquí reside es porque allí trabajan. La ciudad más cercana nos queda a dos horas y media de camino, Abu Dhabi. Desde que llegamos hemos tenido la dicha de poder ir a misa todas las semanas, a pesar de que se trabaja sábados y domingos.

La experiencia es de lo más especial. Debido a que este “campamento pueblo”,  es  propiedad de ADNOC (la PDVSA de emiratos),  la comunidad católica no tiene permiso de construir una iglesia en donde reunirse, ya que a pesar de existir libertad de culto no se justifica una iglesia en un campamento del estado que obviamente es musulmán. Aquí los católicos, conformados principalmente por gente de Filipinas y de la India,  tienen una logística organizadísima en donde van cambiando de casa todos los martes para celebrar las misas en lugares diferentes. Yo le digo la logística de las “catacumbas”, porque se basa en no molestar a ningún vecino árabe dos semanas consecutivas y así evitar motivos para que se ponga a averiguar esas reuniones  extrañas en donde un gentío diferente entra a una casita pequeñita y cantan canciones. 

A cada misa van al menos unas 80 personas, incluyendo muchísimos niños, que además asisten a clases de catequesis semanales. De todas las personas que asisten solo 4 somos “occidentales”.  El sacerdote, que también es de India,  tiene que venir desde Abu Dhabi para dar la misa, a las siete y media! Luego va a otro campamento a dar misa a las 8 y media!!! Y luego regresar dos horas y media más hasta su casa!!!!! Los sacerdotes hacen eso todos los días en diferentes pueblos.

En esa casa sencilla, en un altar modesto con una pequeñísima cruz, se realiza el milagro de la Transubstanciación y Jesús se hace presente para que cada uno de nosotros podamos compartir el gran banquete del Pan de la Vida eterna. Allí en ese momento uno simplemente se da cuenta de lo maravilloso que es pertenecer a la iglesia católica.

Eso es la Iglesia, la gran familia que te acoge en cualquier rincón del mundo en donde estés. En este país musulmán, que pudiera parecer un poco hostil, uno se encuentra con una brújula guiadora que te recuerda que en el mundo lo más importante es ganarse el cielo y conocer cada día a Jesús para intentar imitarlo un poco más.  Esa Sra. india que tengo al lado, que en tantos aspectos es tan diferente a mí, en el fondo somos parecidas porque nos une una misma lucha y una misma Fe.

Sin duda aquí no es nada sencillo, que esa misa suceda requiere un esfuerzo de mucha gente, del sacerdote, del que presta su casa, del diacono organizador, de la gente que acude, de todos.

Desde aquí me doy cuenta que uno es muy afortunado de haber crecido en un país católico, pero al tenerlo todo tan “a pata de mingo” que no nos damos cuenta de los inmensísimos beneficios. Ahora me arrepiento de todas las oportunidades perdidas en  que no caminé unos cuantos pasos más para saludar al sagrario del hospital, o ir a alguna de las tantas iglesias a oír alguna misa entre semana, a comulgar. Hoy a dos días de Viernes santo admiro el inmenso sacrificio que hizo Jesús para quedarse cerca de nosotros y  reconozco la dureza de nuestros corazones para entregarnos plenamente a EL. 

En países como Venezuela mucha gente es católica, como una cosa “cultural”, naces y te bautizan (rumba incluida) llegas a tercer grado y primera comunión con todos los amigos del cole (rumba incluida), cuarto ano de bachillerato confirmación con los panas (rumba incluida) te casas por la iglesia (obvio….rumba incluida). Y muchas veces no paramos a darnos cuenta de lo grandioso que es que seamos católicos, claro que tiene que haber RUMBA incluida porque es algo de muchísima alegría, pero no porque sea algo “cultural” sino por el inmenso significado de fondo que tienen todos los pasos que uno decide ir tomando durante el pasar de la vida para estar cara a Dios!

Aquí la gente que va a misa no porque sea algo “cultural”, la gente que va a misa conmigo a esas casitas móviles de las “catacumbas” es porque están convencidos que lo que creen es la VERDAD y que ningún esfuerzo es en vano. Por eso es que el “ambiente”  que allí se siente es simplemente especial.

Ahora entiendo mejor las palabras de San Josemaría Escrivá de Balaguer, que aseguraba que cuando leemos y hacemos nuestra la vida de Jesucristo los que están alrededor se dan cuenta.
 

lunes, 8 de noviembre de 2010

Masificación vs. "Personificación"


En el último artículo que publicamos estuvimos haciendo algunas consideraciones sobre la necesidad de buenos educadores para el progreso de las sociedades.  Hoy, queremos compartir con ustedes más  ideas sobre el fenómeno educativo.
En el año 1993 ingresé al Liceo Los Arcos y empezó mi educación formal. He tenido muchas experiencias interesantes pero a los efectos de estas líneas me interesa decir que a lo largo de estos años he estado en salones de clases con muchos alumnos, y también en salones con pocos a alumnos.
En una de mis clases en auditorios con muchos alumnos, el profesor comenzaba dando un resumen de la clase anterior, excelente recurso, a mi juicio.  Al terminar su resumen, empezaba a interrogar a los estudiantes y de las respuestas iba construyendo la clase. La conversación se hacía agradable, clara y sencilla.  Sin embargo, no era fácil hacer preguntas. Ya sea por vergüenza, por no interrumpir al profesor, porque el profesor dice que no puede atender todas las preguntas porque si no, no termina nunca, etc., la realidad es que en esos grandes auditorios es difícil aclarar las dudas que te surgen. Es una dificultad que compartía con muchos de mis compañeros.
Bajo las mismas circunstancias (salones con muchos alumnos), he notado que a los profesores se les hace más difícil reconocer un error o simplemente contestar que no conocen la respuesta a una pregunta.
En resumen, mi experiencia ha sido que los salones con grandes volúmenes de gente dificultan el aprendizaje. Entonces, me pregunto: más cantidad de personas en el sistema educativo pero menos calidad en la educación, ¿vale la pena?
Yo pienso que el reconocimiento del derecho a la educación como un derecho fundamental de toda persona humana es un gran avance de nuestros tiempos. En mi opinión los esfuerzos por facilitar el acceso a la educación deben continuarse. Conviene que cada vez sean más los niños en las escuelas y jóvenes en las universidades.
Sin embargo, bajo estas circunstancias se hace necesario detener la tendencia a masificar la educación. El objetivo no es educar a mucha gente, la meta es educar bien a mucha gente. El éxito en las políticas públicas educativas no debemos medirlo exclusivamente por el número de alumnos que participan de la educación formal. En verdadero índice de éxito es saber si nuestros niños y jóvenes salen de las instituciones educativas como mejores ciudadanos. Mientras más gente acceda a las escuelas, universidades, etc. se hace más necesario recordar que las sociedades progresan cuando se esfuerzan por educar a la persona y no cuando intentan educar a las masas.  

"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke