martes, 7 de enero de 2014

De Junio a Septiembre del 2013


Nota: no me dió la vida para terminar de escribir este artículo con el detalle que deseaba. Tampoco pude terminarlo como pensaba pero no quize que quedara en algún rincón de los archivos de mi computadora. Aunque incompletos, aquí van recuerdos de una etapa inolvidable.

Junio a Septiembre fueron cuatro meses de gran intensidad. En ese período viví en tres ciudades distintas de Puerto Rico y pasé una temporada en Río de Janeiro y otra en Sao Paulo,  Brasil.  Fui alrededor de 6 o 7 veces al aereopuerto para dejar o recoger gente. Conocí 6 municipios de Puerto Rico. Y eso, fue solo parte de la aventura de los pasados meses.
Fueron tantas experiencias interesantes que viví que me sentí obligado a poner algunas de ellas por escrito.
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En la graduación, con buenos amigos
El 21 de Mayo envié por email un trabajo que era la última asignación pendiente para dar por concluido  el Juris Doctor en Leyes en la Universidad de Puerto Rico. Fue una gran satisfacción. La Escuela de Derecho fue una buena experiencia. Tiene un claustro de profesores de gran altura y pude apreciar a profesionales que intentan con honradez poner su profesión y su docencia al servicio de la sociedad. Fueron para mí de gran provecho la clase de Derecho Constitucional con el Prof. José Julián Álvarez, la Clínica de Desarrollo Económico Comunitario con el Prof. Luis José Torres, la clase de Derecho Gubernativo con William Vázquez Irizarry, la Clase de Derechos Reales con la Prof. Érika Fontántez y, sin duda, disfruté mucho la clase de Derecho Comparado con el Prof. Roberto Aponte Toro.
Debo también mencionar, que el personal administrativo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico es excepcional. Ahí encontré siempre las soluciones a mis problemas pero sobretodo me topé siempre con una disposición a ayudar. Si la administración pública de un país funciona como lo hace el personal administrativo de la Escuela de Derecho, yo garantizo que ese será un gran país.
El  5 de Junio era el acto de graduación. Para ello, mi familia había previsto venir a Puerto Rico para acompañarme en esa ceremonia. Como es de suponer, fue una gran alegría. Pero fue una alegría que iba in crescendo. Inicialmente venían mis papás y 4 de mis hermanas. Poco a poco, se fueron sumando mis dos hermanos, otras dos hermanas, mi sobrino, mis abuelos, mi cuñado… A partir del 30 de Mayo fui al aeropuerto a recoger gente proveniente de Washington D.C., Raleigh, Barcelona, Caracas.  No llegaron juntos, de modo que cada día me traía de regalo un familiar nuevo que saludar y en el caso de mi cuñado y mi sobrino, un familiar nuevo que ¡conocer!
Fueron días inolvidables.  Vale la pena contar algunas cosas.
El día del Acto de grado, no fallaron mis predicciones. Pocos segundos después de que se escuchó mi nombre por los micrófonos y se me invitaba al estrado para recibir el diploma, escuché la voz de mi papá gritando ¡Juani!, ¡Juani!. Sucede los mismo desde que estoy en primer grado. Gracias a Dios, ya no me da tanta vergüenza y volteé para saludarlo y hacerle saber a mi querido padre que escuchaba sus gritos.
A la salida, tuve la alegría de conseguirme con Ramón, Paco y Enrique. Trabajamos juntos para sacar adelante la Residencia Universitaria Puertorreal y fueron un apoyo insustituible para terminar la carrera que no estuvo exenta de momentos difíciles
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Con mi familia, ¡Gracias por venir!
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Al terminar el Acto de Grado, fuimos a almorzar. Me habían preguntado qué quería almorzar, dudé poco. Aprovechando la estadía de mi abuela, el almuerzo tenían que ser arepas. Ella las cocina como nadie. Pero además, mi mamá se lució y preparó un pionono riquísimo (plato puertorriqueño a base de carne molida y plátano). Mi hermana contribuyó con los ingredientes para la Reina Pepiada (relleno de la arepa a base de pollo y aguacate). En resumen, un almuerzo insuperable.
Otro momento interesante: la sesión fotográfica. Mi mamá, inteligentemente, se empeñó en contratar un fotógrafo para hacer una sesión de fotos. La hicimos el viernes 7 de junio en el Viejo San Juan. Días después, cuando el fotógrafo vino a mi casa para traerme las fotos, me dijo: “Quiero darte las gracias por haberme permitido compartir esas horas con tu familia”. Creo que eso refleja lo bien que la pasamos ese día.  Estábamos los nueve hermanos, los tres varones con togas de graduando. Yo terminaba derecho, Tomás terminó Política y Carlos, arquitectura. Mis hermanas vestidas elegantísimas. Y mis padres y mis abuelos, disfrutando al máximo. Todo ello, en el Viejo San Juan con sus paisajes y las caras de extrañeza de los turistas que no entendía lo que estaba sucediendo. El día terminó comiendo helados en los muelles, a orillas del mar. ¿Qué más se puede pedir?
Creo que la última experiencia que convendría contar es la visita a la Bahía Biolumiscente de Fajardo. Todavía, meses después, al pensar en eso no entiendo cómo es que se me ocurrió. ¡Que absoluta locura! Para entenderlo, simplemente los refiero a la narración que ha hecho mi hermana Miriam en su blog. Nada más hay que decir. Lo ha escrito estupendamente. Aquí les dejo el link, el artículo está al final de la página: http://bethencourtmiriam.wix.com/mtml#!about/ccjb
El lunes de 10 de junio, terminó la aventura de la visita familiar a Puerto Rico. Con el vuelo de mi hermana Ruth vía Miami, salía de Puerto Rico la última persona del gentío que llegó en estos días. Las jornadas siguientes, solo pensaba en dar gracias. Dar gracias a Dios, pero también a mis abuelos y a mis papás. Agradecerles su generosidad para recibir todos los hijos que Dios les envió y su esfuerzo de pasar por encima de las diferencias personales y construir una familia fundamentada en el cariño y la alegría. Robándome la expresión de Gustavo Cerati, a mis viejos y abuelos:  “¡Gracias… totales!”
Pocos días después, el 22 de junio salí a Mayagüez, para pasar unos días de vacaciones junto con varios de los que trabajan en Puertorreal y participan de sus actividades. Lo hago todos los años y son días muy agradables. Esta vez estuvieron cargados de intensidad con los preparativos finales del viaje a Brasil para participar de la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco.
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En algún sitio de la cordillera central
de Puerto Rico
Lo que quisiera contarles, es que en estos días pude, ¡al fin!, hacer algo que tenía pendiente desde mi llegada a Puerto Rico hace cuatro años (¡Cuatro años! cómo pasa el tiempo). Este proyecto pendiente consistía, en pasar un día visitando varios pueblos y zonas de Puerto Rico. Una ventaja que tiene esta Isla por ser pequeña, es que las distancias entre un sitio y otro son breves. Sin embargo, cada ciudad y cada pueblo, los trayectos entre unos y otros tienen montones de cosas divertidas. En estos días de vacaciones tuve la oportunidad de hacerlo. Que recuerde, estuve en Lares, Maricao, Cabo Rojo, Ponce, Adjuntas, San Sebastián, Rincón. Ir de un sitio a otro sin apuro y conociendo. Un plan fenomenal.
Llegué de Mayaguez el 9 de Julio a San Juan. El 12 defendí en el Tribunal de San Juan una multa de tránsito injustamente puesta y la gané. El 14 me montaba en una avión rumbo a Sao Paulo, Brasil.
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Rezando en la Capilla que está dentro del pedestal
del Cristo Redentor de Río de Janeiro
Contar los detalles de la Jornada Mundial de la Juventud supera totalmente mi capacidad de memoria. ¡Tantas cosas! Solo quiero dejar constancia de la alegría que tuve de ver al Papa Francisco, de la impresión que me causaron sus intervenciones, siempre buscando el diálogo aunque lo oyeran 5 millones de personas. También, compartir tres comentarios del Papa que pienso estarán en mi memoria indefinidamente. El primero, el Papa pregunta: ¿Estáis dispuestos a construir la Iglesia de Cristo?, 5 millones de personas contestan: ¡siiii!, interviene de nuevo el Papa: mañana se van a acordar de lo que dijeron. El segundo comentario: en Brasil, país de fútbol, a un año de ser la sede del  Mundial, el Papa afirma “Cristo vale más que la Copa del mundo”. Por último, durante el Via Crucis, nos dijo el Papa Francisco: Muchos rostros, acompañaron a Jesús en el camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… Yo te pregunto hoy a vos: Vos, ¿como quien querés ser. Querés ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Decidme: Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o sos como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y vos ¿como cuál de ellos querés ser? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice: ¿Me querés ayudar a llevar la Cruz? Hermano y hermana, con toda tu fuerza de joven ¿qué le contestás?
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Listo para dormir en la playa de Copacabana
Dos días después de llegar de Brasil salí para Ponce. Me esperaba mes y medio sumido en los libros. El examen que permite ejercer el derecho en Puerto Rico iba a darse el 18 y 19 de Septiembre. Como puede suponerse, no hay mucho que contar sobre la vida de alguien que solo estudia por mes y medio. Sin embargo,  puedo decirles que en Ponce no hace tanto calor como en San Juan y que aprendí algunas cosas sobre cómo estudiar y qué significa exactamente eso. Mi plan es poder escribir un artículo con estas experiencias.
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Mi escritorio durante el estudio
El día 18 y 19 de Septiembre estuve en el Centro de Convenciones de San Juan presentando el examen. Otra vez, mi familia y mis amigos fueron un gran apoyo. Cuando salí en el receso de almuerzo, tienía algo así como 45 notificaciones de Whatsapp y no sé cuántos mensajes de texto. Todos eran transmitiéndome su apoyo y su oraciones. Regresé al salón de examen con cierto aire de suficiencia, dudo que alguien en esa sala (habían 1000 personas), contara con tanto apoyo moral. Una vez más, ¡Gracias!



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"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke