lunes, 28 de diciembre de 2009

La Navidad. Un compromiso.




Esta historia comienza con la costumbre que tiene un buen amigo de regalarnos el árbol de navidad todos los años. En estos días, un jueves por la mañana, apareció este amigo nuestro con el árbol de navidad amarrado al techo de su carro. Lo bajó y lo pusimos en el sitio acostumbrado. Empezamos a buscar las cajas con las cosas de navidad que siempre existen en todas las casas pero nadie sabe nunca donde están porque no se han tocado desde el año anterior. Ya con el arbolito de navidad y los adornos a la mano se decoró el árbol lo mejor que se pudo. Digo lo mejor que se pudo porque nos dimos cuenta de que teníamos muy poquitos adornos y el pobre arbolito se veía bastante simplón.

Al día siguiente vino la señora que nos ayuda con la limpieza. Al ver nuestro arbolito tan escaso de adornos comentó que a ella le habían sobrado, que los traería al día siguiente. Le dijimos que no hacía falta, que nosotros ya teníamos pensado comprar adornos nuevos. No sirvió de nada. A los dos días estaba llegando la señora con una bolsa llena de adornos. Ella misma se encargó de ponerlos. Trajo unas cintas doradas y plateadas que las puso alrededor del arbolito rodeándolo de arriba abajo. Guindó en las ramas unos objetos en forma de gota de lluvia, eran de color rojo con la punta plateada. Por último, puso las tradicionales bolas navideñas de distintos colores que también se guindan de las ramas del arbolito.

Al rato paso por enfrente del arbolito repotenciado y me fijo en los adornos. Quedó bonito pero me llaman la atención los dibujos que están en las bolas navideñas que guindan del árbol. Son animales. Hay un tauro, un carnero, unos gemelos, un león. Todos son dibujos muy parecidos a los de los horóscopos. Y mi sospecha se confirmó cuando revisé por detrás de los adornos y estaba escrito: Aries, signo de fuego gobernado por Marte; Tauro, signo de tierra gobernado por Venus; Géminis, signo del aire gobernado por Mercurios, etc. ¡Eran bolas de “navidad” con cada uno de los signos zodiacales!

Me pareció tan llamativa la incongruencia entre las “bolas zodiacales” y el árbol de navidad que me propuse conseguir el verdadero significado del arbolito navideño. Conseguí algo bien interesante. Son unas palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI en la audiencia que concedió a quienes donaron el árbol de navidad de la Plaza San Pedro:

“En el bosque, los árboles están cerca unos de los otros y cada uno de ellos contribuye a hacer del bosque un lugar sombrío, oscuro a veces (…) Y he aquí que, escogido de entre una multitud, el árbol majestuoso que ofrecéis hoy está iluminado y cubierto de decoraciones brillantes que son como tantos frutos maravillosos (…) Dejando su ropa oscura por una explosión brillante, ha sido transfigurado, convirtiéndose en portador de una luz que no es la suya sino que da testimonio de la verdadera Luz que viene a este mundo (…) La suerte de este árbol también es comparable a la nuestra, nosotros que estamos llamados a dar buenos frutos para manifestar que el mundo ha sido verdaderamente visitado y rescatado por el Señor.”

No quiero en lo más mínimo menospreciar la generosidad y el detalle de servicio que quiso tener esa buena mujer con el pobre y desvalido árbol de mi casa. Pero, esas palabras del Papa son un recordatorio claro de que el sentido de las fiestas navideñas es la conmemoración de la venida de Dios al mundo en la persona de Jesucristo. Es una fiesta exclusivamente cristiana. Sin Cristo, da lo mismo el 25 de diciembre, al 4 de abril o al 17 de noviembre. Ya es una lástima que los símbolos de navidad vayan perdiendo su sentido cristiano, pero es aún peor que representen realidades explícitamente anticristianas.

Sin embargo, estas líneas no pretenden ser en lo más mínimo desalentadoras. Por el contrario, ellas representan un compromiso. Los cristianos y con particular intensidad los católicos, durante estos días que estaremos repitiendo constantemente ¡Feliz Navidad! y ¡Feliz Año! debemos procurar que no sean palabras vacías. Que nuestras felicitaciones transmitan lo que verdaderamente significa la navidad, una alegría inmensa por la certeza de que Dios vino para abrirnos las puertas del Cielo y una renovada disposición del corazón a ser más coherentes con nuestra Fe.

¡Feliz Navidad y mis mejores deseos para los queridos lectores y sus familiares en este próximo año!

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"Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada"
Edmund Burke